sábado, 28 de mayo de 2011

Ningún libro que leímos avisaba del peligro de creernos especiales.

Tú y yo nos reíamos de esos idiotas que estaban a tres metros sobre el cielo, porque estábamos a diecinueve, ¡cómo nos gustaba la palabra infinito∞ !
Yo juzgaba. Yo dejé de juzgar, pero sigo juzgando, aún estoy en desintoxicación.
Yo era como todos, y ahora soy como todos a los que no les gusta ser como todos.
Yo te quise, yo te quiero, y podría decir yo te querré, pero no puedo responder por la persona que aún no soy.
Yo te mentía. Yo te miento, pero también estoy tratando de dejarlo.
Yo odiaba los cigarettes de Jo, ahora estoy tratando de convencerme de que la suerte no está ni en los Lucky ni en los Fortuna.
Yo pensaba que era especial, me gustaba afirmar, negar, siempre, nunca, blanco, negro. Especialmente siempre.
Pero supongo que todos crecemos, y nos damos cuenta de que a nosotros también puede pasarnos; un día te miras en sus ojos y te encuentras en las causas perdidas.




Vino con la primavera en Octubre, y yo pensé que adelantar las estaciones debía ser ilegal. Era un buen comienzo.

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